La noche del 29 de diciembre de 2001, un incendio de grandes
proporciones arrasó la zona comercial de Mesa Redonda, en el centro de Lima. El
siniestro dejó un saldo de 277 personas fallecidas. La doctora Maguiña, quien
formó parte del equipo forense que atendió la emergencia, describió la
situación como un evento luctuoso que enlutó a muchas familias trabajadoras.
Maguiña señaló que el personal del Instituto de Medicina
Legal, órgano de apoyo a las fiscalías en casos de muerte violenta, tuvo la
responsabilidad de acompañar a los fiscales en el levantamiento de cadáveres.
Sin embargo, las condiciones del lugar, con daños extensos por el agua y la
cercanía de una subestación eléctrica, obligaron a posponer los levantamientos
hasta el día siguiente.
Agregó que el 30 de diciembre, la Morgue Central de Lima
recibió 150 cadáveres, lo que desbordó su capacidad de atención. Con solo 10
mesas de necropsias, el personal se vio enfrentado a una tarea monumental:
realizar las necropsias de 277 cuerpos, algunos de ellos en estado de
carbonización, en un lapso de tres días. Ante la magnitud del desastre,
solicitaron apoyo a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, para almacenar los cuerpos y recibir a las personas que buscaban a
sus familiares.
La identificación de los cadáveres se convirtió en un
desafío titánico. Señaló que algunos cuerpos estaban irreconocibles, mientras
que otros, asfixiados por el humo, conservaban sus huellas dactilares, lo que
facilitaba su identificación. Sin embargo, durante el traslado por la Policía a
la Morgue ocurrió la pérdida de la cinta de esparadrapo con la identificación
de los cuerpos, lo que dificultó la labor.
«En ese tiempo no teníamos el laboratorio de ADN para poder
hacer la identificación, porque en un cadáver carbonizado no se pueden ver las
huellas dactilares. La otra forma de identificar es mediante el odontograma,
pero si no se tiene, no se sabe con quién hacerlo» explicó.
Relató que el equipo forense trabajó incansablemente durante
12 horas continuas para atender la emergencia. La doctora Maguiña describió la
dificultad de identificar restos humanos parciales, como extremidades, y
determinar su sexo, edad y causa de muerte. Además de las quemaduras, se debían
descartar otras causas de muerte, como infartos, para determinar si se trataba
de muertes violentas.
Fuente: Ministerio público - Lima
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